viernes, 30 de mayo de 2014

MITO PSIQUE Y CUPIDO

Había una vez, un rey, padre de tres hijas espléndidas. La más joven, Psique, era mucho más hermosa que sus dos hermanas, y al lado de ellas parecía una diosa entre simples mortales. La fama de su hermosura se extendió por toda la tierra, y de todas partes los hombres la admiraban como si de una inmortal se tratara.  Se llegó a decir que incluso la misma Venus no podía ser rival para su belleza.

Psique

La diosa no podía aceptar semejante situación, así que pidió ayuda a su hijo Cupido (Eros); “Usa tu poder – le dijo – y haz que esta pequeña desvergonzada se enamore locamente de la mas vil y despreciable criatura que haya en el mundo”. Cuando Cupido vio a Psique su corazón se sintió traspasado por una de sus flechas.
Venus

Cupido

Venus y Cupido (Madre e hijo)


Los hombres siguieron adorando a Psique, pero nadie se atrevía a pedir su mano, mientras sus dos hermanas ya habían sido casadas cada una con un rey. Su padre, a través del oráculo de Delfos intentó hallar un buen marido para Psique. Apolo decretó que Psique vestida con sedas negras debía ser llevada a lo alto de una colina y permanecer ahí sola, el marido que sería destinado, una serpiente alada, terrible y más poderosa que los mismos dioses, llegaría hasta ella y la haría su esposa.

Sobre la colina, en medio de la oscuridad, Psique sintió que se elevaba hasta una pradera blanda como un lecho y perfumada por las flores. Al despertar se hallaba ante ella un palacio magnífico, que  parecía estar destinado a un dios. Reinaba el silencio absoluto, y ella se acercó cautelosa. Espero en el umbral y no veía a nadie, todo estaba desierto, pero oía las palabras con claridad: “La casa es para ti – le decían-. Entra sin miedo y báñate, refréscate; en seguida se pondrá en tu honor la mesa del banquete.
 Canova   1787-93


Todo el día estuvo sola, acompañada únicamente por las voces que escuchaba, y sin saberlo explicar ella presentía que su marido vendría  al caer la noche. Y así fue. Sin verle la cara, estaba cierta que no era un monstruo sino el amante esposo que tanto tiempo había deseado.

Una noche su querido e invisible esposo le habló muy seriamente y le advirtió que un gran peligro le amenazaba bajo la forma de sus dos hermanas: “Vuelven a la colina de donde has desaparecido para llorar por ti- le dijo-. Pero no es conveniente que te descubran. Si lo hacen me causarás una pena inmensa y te destruirás a ti misma”. Ella paso el día siguiente muy disgustada, pero al final, Cupido accedió: “Haz lo que quieras, pero, te lo repito, estas buscando tu ruina, tu propia destrucción”. La pidió que no se dejara persuadir por sus hermanas para intentar verle el rostro, pues si lo hacía quedaría para siempre separada de el. Psique obedeció entre protestas, pues prefería morir cien veces que vivir sin él.

Al día siguiente las tres hermanas se encontraron en la montaña. Psique mantuvo su palabra, solo le dijo que su marido era un hombre joven que estaba participando en una cacería. Comparadas con Psique, las riquezas propias y su felicidad les parecían nada, y su envidia creció tanto en ellas que llegaron a tramar juntas de la perdición de su hermana.

Una noche el marido de Psique, le advirtió que no viera más a sus hermanas pero él al final cedió, estas no tardaron en llegar y sembraron la duda en Psique de por que su marido nunca la había dejado ver su rostro y ellas estaban convencidas de que este era un monstruo  así que le dieron un consejo que consistía en que ella debería guardar al lado de su cama un cuchillo y una lámpara y cuando su marido durmiese esta descubriese su horrible rostro y le clavase el cuchillo. Al hacerlo ella se dio cuenta que sobre la cama yacía un bello rostro. Mientras le contemplaba una gota del aceite de la lámpara calló sobre la espalda de Cupido, haciendo que este se despertara. Al descubrir que ella incumplía la promesa de no descubrir su rostro este le descubrió su nombre, y la dijo “El amor no se puede vivir sin confianza” y con estas palabras la abandonó.
Hermanas de Psique dándole los utensilios



Psique iluminando a Cupido


En su desesperación, Psique pidió ayuda a los dioses, quienes le dijeron que tendría que pedirle perdón a Venus, la madre de Cupido, a quien sin saberlo había ofendido.
Venus la despreció, sin embargo le dio una oportunidad; tendría que pasar tres duras pruebas, que eran más que imposibles de realizar. Primeramente la dio semillas de diferentes flores todas mezcladas y la advirtió que por su bien debería separarlas en esa misma tarde; después la dijo: “Abajo en la orilla del río, donde crecen unos espesos zarzales se encuentran corderos que tienen el vellocino de oro. Ves y tráeme un poco de su brillante lana.”
Por último debía llenar un frasco del agua negra que descendía de una colina.

Psique logró cumplir las tres pruebas con la ayuda de la naturaleza, que la quiso ayudar.

Venus la acusó de hechicera; y deseando vencerla, la sometió a una última prueba aún más difícil. Debería bajar al Averno y llenar un cofre con una parte de la belleza de Proserpina, deidad de vida, muerte y resurrección y base de un mito de la primavera.
Sabiendo que eso era más que imposible, Psique decidió suicidarse arrojándose desde lo alto de una torre. Pero antes de caer al vacío escuchó una voz que le prometió guiarla durante su travesía; pero con la condición que una vez que se llenara el cofre con la belleza de Proserpina no debería abrirlo jamás Psique hizo todo lo que le aconsejó la extraña voz, pero un deseo vehemente de curiosidad la obligó a abrir el cofre.
Cuando la caja se abrió, un sueño mortal la invadió y se desplomó sobre el camino como fulminada por un rayo.

Antón Van Dyck - 1638 (Cupido encuentra a Psique)

Cupido, que la había estado buscando, la encontró y pudo volver a encerrar el sueño en el cofre. Después la despertó con un beso, la alzó con suavidad y levantó vuelo llevándola con él hasta el monte del Olimpo, donde Júpiter, dios del firmamento los unió oficialmente en matrimonio para siempre.

INTERPRETACIÓN DEL MITO:

No es sólo una historia de amor convencional aunque lo parezca. Este mito relata el amor, sus encuentros y desencuentros con el hombre. Te enseña  cómo debes actuar ante el amor para que este no se acabe. Como humanos debemos recorrer caminos y realizar tareas que no son sencillas pero nos ayudan a entablar relaciones amorosas basadas en la confianza.

CITAS LITERARIAS:

"Era ya de noche; había llegado el marido, y después de unas escaramuzas en amorosa lucha, cayó sumido en profundo sueño. Psique, entonces, en constante duda, pero sostenida por la fuerza del destino, recobró las suyas, de manera que al coger la lámpara y la navaja, su debilidad se transformó en audacia. Al alumbrar con el pabilo de la lámpara los secretos del lecho, vio la más apacible y dulce fiera de todas las posibles: era el propio dios Cupido hermosamente dormido, a cuya vista hasta la luz de la lámpara se avivó, recreándose, y relumbró la navaja de sacrílego filo. Psique, disuadida por la aparición, cayó de rodillas, lívida y trémula, procurando esconder el arma, pero en su propio pecho; y lo hubiera conseguido, si no se le hubiera caído el acero, horrorizado de la infamia que iba a cometer. Abatida y sin salida ninguna, se puso a contemplar por largo rato la perfección del divino rostro, y fue reanimándose poco a poco: observaba la abundancia dorada de la cabellera perfumada con ambrosía, la blanca frente, las rosadas mejillas surcadas de cabellos rizados esparcidos en mechones, en caída hacia adelante unos, hacia atrás otros, a cuyo resplandor la misma llama de la lámpara palidecía. En la espalda del dios volador blanqueaban unas alas húmedas como flores palpitantes en las que, aunque en reposo, jugueteaban revoltosos unos plumones tiernos y delicados en constante temblor. El resto del cuerpo era tan terso y hermoso, que ni Venus podría lamentarse de haberlo parido. Al pie mismo del lecho reposaban el arco, el carcaj y las flechas, las armas todas de ese gran dios.
    Mientras Psique, con su insaciable curiosidad, tentaba admirada las armas de su marido, sacó una flecha del carcaj, y al palpar la afilada punta con la yema del pulgar, le temblaron las manos y de pinchó lo suficiente como para que unas gotas de sangre rodaran por la piel, y así, sin darse cuenta, cayó rendidamente enamorada del Amor. "
                         APULEYO, El asno de oro, V, 21-23 (traducción de J. M. Royo)

«¡Oh Psiches desventurada! La diosa Venus anda por todo el mundo
con grandísima ansia buscando rastro de ti: y con cuanta furia puede
desea y busca traerte a la muerte...»
[...]
Cupido estaba solo y encerrado en una cámara de las que estaban más adentro de casa:
 el cual estaba allí encerrado así por que la herida no se dañase,
si algún mal deseo le viniese, como por que no hablase con su amada Psiches.
Fábula de Cupido y Psique. Las Metamorfosis o el Asno de Oro. APULEYO








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