Las villas romanas más lujosas se llamaban domus, cuya foto encontramos encima, eran de una sola planta y su estructura evidencia el carácter cerrado de la organización familiar antigua. Estaban orientadas hacia el interior, básicamente para que cuando lloviera, el agua cayera dentro de la casa y estaban orientadas hacia un patio central, el atrium. Otras partes importantes de la casa eran: el vestibulum, la puerta de acceso, el compluvium, que era el estanque que se situaba dentro de la villa donde se almacenaba el agua, el peristylum, que era un patio con plantas, estatuas y columnas y la exedra que era una especie de lugar para conversar. Cuando se trataba de casas en las afueras de las ciudades o en el campo se las llamaba villae. Estas también han de destacar por sus bonitos mosaicos usados como elemento de decoración, como en la villa romana de Carranque que situada al norte de Toledo.
No todo el mundo podía tener el lujo de poder vivir en una domus, por lo tanto la gran mayoría de la gente vivía en ínsulas. Las ínsulas eran edificios construidos con adobe y madera pero luego fueron evolucionando a edificios de ladrillo cocido y concreto. Los departamentos se amontonaban unos con otros, eran de planta cuadrada y no poseían un patio interior lo que les daba un complicado acceso. Poseían balcones y ventanas sin vidrio, que oportunamente eran tapiadas con madera durante el invierno para evitar el paso del frío. Su estructura hacía que, por la falta de regulación, muchas veces se convirtieran en laberintos de escaleras verticales. La gran mayoría de las ínsulas carecían de agua potable y baños. Los pisos inferiores eran los más costosos y generalmente estos eran utilizados como comercios. Los pisos superiores, de difícil acceso eran más baratos e inseguros.
En estas se tuvo que hacer una serie de restricciones ya que por su estructura, el fuego se expandía rápidamente. César estableció una altura máxima de 8 plantas (19 metros) que fue rectificada por Augusto. Otro emperador en ver los problemas de las ínsulas fue Trajano quien limitó la altura de las ínsulas a 6 plantas. Luego cuando se comenzó a utilizar el ladrillo aumentó nuevamente la altura.
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