jueves, 26 de febrero de 2015

Neptuno

Neptuno según la mitología romana, es hermano de Júpiter y Pluton, y según se dice este dios gobierna todas las aguas y mares, y por tanto todo el que allí se encuentre debe obedecerlo.
Se dice que en las profundidades existe su reino, un reino de castillos dorados.
Lleva siempre encima un tridente y se decía que con él agitaba las aguas, construía fuentes, o hacia brotar agua de manantiales y podía hacer terribles seísmos y terremotos.
También se dice que es un poco inestable ya que provocaba temibles tormentas y tempestades por lo que no le provocaba casi nadie. Este Dios era inseparable de sus caballos, casi siempre era dibujado acompañado de uno o más caballos. Neptuno en su vida no fue un amante, ni muy afamado, y poco divertido tanto como su hermano (Júpiter). 



La fuente de Neptuno fue diseñada en 1777 y su construcción empezó en 1782 y acabada en 1786. La escultura es de estilo neoclasica, su creador, el arquitecto que la proyecto fue Ventura Rodriguez, Pero que empezó a realizarla fue el escultor don Juan Pascual de Mena, quien moriría y la seguiría construyendo José Arias y quien la termino. Fue junto a la Cibeles quienes representarian el agua y la tierra.






Cronos y los otros Titanes habían reinado hasta que Zeus inicio una guerra contra ellos. Pero tras la victoria de los jóvenes disoses Zeus, Hades y Poseidon, el mundo quedo dividido entre ellos. Zeus domino el cielo y Poseidon el mar. Siendo el rey de todos los dioses, Zeus dominaba ademas la tierra, el territorio neutral en el que el dios del mar se hacia notar a traves de los terremotos. El temible Poseidon era muy temido como "el que sacudía la tierra", según palabras de Homero y que movía las mareas mas abruptas y las tormentas en alta mar. 

Poseidón no aceptó de buena manera que su hermano fuese el soberano de todos los dioses. En una ocasión llegó a conspirar contra él, con la ayuda de Hera y Atenea, para intentar derrocarle. Los tres maquinaron la forma de encadenarlo, pero la nerei­da Tetis vino a rescatarlo y llamó al gigan­te de 100 brazos Briareo, de extraordinaria fuerza, para que acudiese al Olimpo. Allí se situó junto al trono de Zeus en actitud amenazante y consiguió sofocar la rebelión.



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